Artículo | 18 Mar, 2020

Un nuevo plan para recuperar la biodiversidad de agua dulce

La biodiversidad de agua dulce vive una crisis que ha sido olvidada por muchos. En un momento de emergencias planetarias, se pasa por alto el alarmante colapso de las especies de agua dulce y los hábitats críticos para su vida. Desde 1970, se ha perdido o deteriorado el 30% de los ecosistemas de agua dulce en el mundo.

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Río en el oriente peruano

Photo: depositphotos

Ecuador, 18 de marzo, 2020 (UICN). Las impactantes cifras muestran que las poblaciones de especies de agua dulce han disminuido en promedio un 76%, entre 1970 y 2010; casi el doble de la reducción de las poblaciones terrestres y marinas.  Esta disminución fue aún más marcada en la región Neo-tropical, en donde el promedio de reducción poblacional fue del 83%.

Casi un tercio (27%) del total de especies de agua dulce evaluadas por la Lista Roja de UICN a nivel mundial (29.500 especies), ha sido clasificado bajo alguna categoría de amenaza de extinción.  Para Los Andes Tropicales (región andino-amazónica de Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia, además del Choco colombiano y del noroeste ecuatoriano), esta cifra es de 17,5% (de un total de 638 especies endémicas con información suficiente para su evaluación).  Tres de ellas se encuentran posiblemente extintas: el pez graso de Tota (Rhizosomichthys Totae) y dos especies de libélulas: Heteragrion peregrinum y Palaemnema edmondi.

Especies de agua dulce bajo categoría de amenaza Especies de agua dulce bajo categoría de amenaza Photo: UICN

Además de las amenazas de fragmentación, contaminación y sobrexplotación de los ecosistemas fluviales, la acelerada pérdida de biodiversidad se puede explicar porque cuando se trata de conservarlos, frecuentemente se les considera como parte de los paisajes terrestres con los que están vinculados. Esto es un riesgo para su protección, ya que se suele reducir su importancia a la provisión de agua fresca cuando, en realidad, entregan una serie de beneficios adicionales como soporte para las pesquerías, secuestro de carbono o reducción del riesgo de desastres. 

No en vano, los ecosistemas de agua dulce contribuyen a 75 indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y se estima que entregan US$ 4 mil millones anuales en servicios que soportan los medios de vida. Conservar y restaurar el patrimonio natural hídrico es una necesidad urgente tanto para el bienestar humado como para la vida silvestre.  

Sin humedales y ríos saludables las opciones de acceder a fuentes de agua para consumo humano y riego serán cada vez más limitadas; así como la oportunidad para acceder a fuentes de proteína provenientes de la pesca, actividad de la que dependen millones de personas, particularmente los grupos más vulnerables. De igual forma, preservar los sistemas de humedales y mantener ríos que fluyan libres es una estrategia costo-efectiva para construir resiliencia frente al cambio climático.  De ahí la importancia de establecer objetivos específicos y porcentajes de cuerpos de agua protegidos efectivamente (en términos de largo de hábitat ribereño y sus humedales asociados) en el Marco Mundial de la Diversidad Biológica Posterior al 2020.  Es necesario enfatizar de manera explícita la diversidad de ecosistemas de agua dulce que existen y la totalidad de las amenazas a las que se enfrentan, así como la amplia gama de beneficios que se obtienen si todos cooperamos en su gestión sostenible.

En respuesta a esta crisis, un diverso grupo de científicos y expertos en política, en colaboración con UICN y el World Wildlife Fund (WWF), han preparado el Plan de Emergencia para la Recuperación de la Biodiversidad de Agua Dulce, que propone una serie de soluciones para detener la pérdida de estas especies y ecosistemas.  Ejemplos de acciones concretas se han llevado a cabo en distintos contextos, con resultados exitosos que se podrían escalar si se cuenta con el suficiente apoyo político.  El Plan propone 6 acciones prioritarias que incluyen:

  1. Acelerar la implementación de caudales ecológicos

Los caudales ecológicos son esenciales para proteger y restaurar la biodiversidad, los ecosistemas acuáticos y la gama de servicios ecosistémicos que proveen a la sociedad. La construcción de infraestructura en los cauces de agua y el uso de caudales para abastecer las demandas de la agricultura, ciudades, o energía, altera la cantidad, calidad, variabilidad y temporalidad de los caudales de agua. Esto cambia directamente la disponibilidad de hábitats acuáticos, sus condiciones ambientales y procesos ecosistémicos como el flujo natural de sedimentos. Estas modificaciones también afectan las conexiones funcionales entre el régimen hidrológico y los hábitos de vida de las especies acuáticas, causando así la pérdida sistemática de poblaciones de especies.

Mantener o restaurar los atributos del régimen hidrológico generará beneficios para la biodiversidad. La ciencia y la práctica en la aplicación del concepto de caudales ecológicos permite identificar estos parámetros en la gestión del agua y ofrece una serie de recomendaciones para optimizar la operación de infraestructuras, diseño de obras, planificación de cuencas y asignación de caudales, de manera tal que los impactos ecosistémicos sean menores.  Algunas herramientas para su aplicación consideran objetivos socio-económicos y culturales en paralelo a la conservación de la biodiversidad de tal forma que puedan ser incorporados de manera integral a los procesos de planificación.

Sin embargo, la aplicación de este concepto requiere un enfoque de gobernanza adecuado, con marcos robustos de política pública, legislación específica, instituciones capacitadas, ciencia aplicada, distribución de beneficios y procesos efectivos de diálogo intersectorial. En América Latina, si bien existen algunos países que reconocen este concepto en su legislación, su aplicación es todavía un desafío y son muy pocos los casos en los que se ha llevado a la práctica.

2. Mejorar la calidad del agua para sostener la vida acuática

Los impactos de la contaminación del agua sobre la biodiversidad pueden ser profundos y estar asociados a la toxicidad directa del medio o a la afectación de procesos ecosistémicos. Existen diversos tipos de contaminación que incluyen compuestos orgánicos persistentes, fertilizantes, herbicidas, químicos sintéticos, nutrientes de las aguas servidas, plásticos, metales pesados, residuos farmacéuticos y una amplia gama de otras sustancias peligrosas provenientes de la industria y agricultura. A nivel global, más del 80% de las aguas servidas se descargan sin tratamiento a los cuerpos de agua y en regiones como América Latina, África y Asia este problema es aún más evidente. Por esta razón una de las principales prioridades para revertir el daño a los ecosistemas fluviales es expandir el tratamiento adecuado de las aguas servidas.

Existen diversas opciones a nivel de políticas y gestión que pueden ayudar a mejorar esta situación, por ejemplo, mejorar la cobertura y las tecnologías para el tratamiento de descargas y aumentar la reutilización de aguas servidas, regular efectivamente la contaminación desde la industria, establecer instrumentos de mercado que consideren los costos de la contaminación río abajo, mejorar prácticas agropecuarias y desplegar la implementación de Soluciones basadas en la Naturaleza.

3. Proteger y restaurar hábitats críticos para la biodiversidad

La protección de hábitats críticos es una prioridad teniendo en cuenta que desde 1700 han desaparecido el 87% de los humedales continentales. El cambio de uso de suelos y la pérdida de conectividad como consecuencia de la construcción de infraestructura están entre los principales factores que han contribuido a esta pérdida. A las amenazas antrópicas se suma el cambio climático que también tiene fuertes impactos en estos hábitats.

Existen varias opciones que pueden ayudar a mitigar estos impactos y reducir los riesgos futuros. Una forma de cambiar la tendencia es a través de una mayor aplicación de enfoques comunitarios para conservar especies de valor cultural, comercial o ecológico; la designación de tramos fluviales o humedales bajo figuras de conservación y uso sostenible; el manejo integrado de cuencas hidrográficas reconociendo a los sistemas fluviales saludables como ejes de la sostenibilidad; o la implementación de programas ambiciosos de restauración ecológica de ríos y humedales.

A pesar de que existen importantes figuras para la protección de estos hábitats, como es la designación de humedales de importancia internacional o sitios RAMSAR, los resultados de estas designaciones no siempre han sido sinónimo de protección y es necesario mejorar los mecanismos de gobernanza, articulación inter-sectorial y los programas de incentivos que permitan alcanzar buenos resultados de conservación para estos ecosistemas vitales para las comunidades y la biodiversidad.

4. Uso sostenible de recursos hidrobiológicos y minerales

La explotación insostenible de las especies y la extracción de agregados minerales afectan directamente a la biodiversidad acuática y los procesos ecosistémicos de los cuales dependen. Por lo general, los marcos de políticas para el uso de estos recursos no son suficientes y su aplicación es muy débil haciendo del uso sostenible un reto difícil de alcanzar. La extracción de materiales para la construcción como ripio y arena de los ríos se ha convertido en un problema severo en muchas regiones. Estas actividades no solo alteran directamente al hábitat, sino que afectan a los procesos geomorfológicos fluviales que generan impactos en el ecosistema río abajo y alteran el equilibro de toda la cadena de vida acuática.  Se han propuesto alternativas para regular de forma más efectiva la extracción de agregados minerales de los ríos y minimizar los impactos asociados a estas actividades tales como reducir la demanda de estos materiales para la construcción y el manejo sustentable con regulación de tasas, localización y metodologías de extracción.   

Los recursos hidrobiológicos representan sin duda una fuente vital de proteína para millones de personas y una importante actividad económica para muchos países en desarrollo. Al mismo tiempo, es indispensable que se aborde el uso sostenible de estos recursos desde una perspectiva de seguridad alimentaria y como una alternativa de vida con un profundo componente cultural. La Declaración de Roma del 2016, liderada por la FAO, describe una serie de pasos necesarios para el uso sostenible de pesquerías de agua dulce. Estas recomendaciones incluyen la mejora en las evaluaciones biológicas de poblaciones de peces, manejo de pesquerías basado en ciencia, y el desarrollo de un plan de acción global para especies de agua dulce.

5. Prevenir y controlar las especies exóticas invasoras

Los hábitats acuáticos son particularmente vulnerables a las especies invasoras. Los impactos en la biodiversidad nativa pueden variar desde alteraciones en el comportamiento de especies a la alteración total de las cadenas tróficas, incluyendo la extirpación completa de comunidades de especies. Los costos económicos también son significativos, pudiendo alcanzar cientos de miles de millones de dólares en pérdidas para las pesquerías. Lastimosamente debido a la falta de información, la conciencia pública sobre este problema suele ser subestimada.

Prevenir la introducción de especies invasoras es el mejor enfoque para limitar estos impactos. Muchos esfuerzos se han encaminado a identificar las rutas y mecanismos de introducción de estas especies como pueden ser el comercio de especies; la descarga de aguas de lastre; o, comúnmente, los escapes de individuos desde piscinas de acuacultura.

Una vez establecidos, la remoción y control de las especies invasoras demanda grandes inversiones y resulta una tarea compleja de implementar. De allí que la prevención sea la estrategia más conveniente para evitar situaciones no deseadas. Con el fin de fortalecer los marcos de control y vigilancia se ha propuesto un mejor vínculo de la ciencia con la toma de decisiones, para formular mejores protocolos para el manejo de especies, fomentar buenas prácticas de acuacultura o promover el cultivo de especies nativas de valor comercial en lugar de especies exóticas con alto potencial invasor.

En el caso de los Andes Tropicales, existen varios ejemplos de especies invasoras que causan serios problemas en la biodiversidad nativa, como son el caso de la Tilapia y la Trucha, especies introducidas décadas atrás y que en muchos casos han ocasionado la desaparición de comunidades de especies nativas en ríos y lagos de la región.

6. Proteger y restaurar la conectividad fluvial

Salvaguardar el flujo natural de caudales, sus sedimentos y nutrientes en los ecosistemas fluviales es un proceso fundamental para sostener la biodiversidad. Muchas especies dependen de la conectividad periódica entre secciones de los ríos o entre el río y las llanuras de inundación. La interrupción del acceso de estas especies a otras secciones del ecosistema fluvial compromete su ciclo de vida, sus rutas de migración o el acceso a hábitats críticos para su supervivencia. La construcción de infraestructura como represas o diques, interrumpe la conectividad longitudinal de los ríos y también afecta sus regímenes de caudal, alterando las condiciones de conectividad lateral y cambiando procesos importantes en las cuencas como por ejemplo los episodios de desbordamientos o inundación, los cuales pueden representar la única oportunidad para conectar hábitats (ej. un río con una llanura de inundación) y afectar considerablemente a ciertas especies que dependen de ese único episodio para sobrevivir.

Una mejor planificación de las obras de infraestructura, puede ayudar a fortalecer las decisiones sobre los costos y beneficios que una obra hidráulica puede generar en las poblaciones locales (ej. a través de la pérdida de pesca) y en la biodiversidad. Lastimosamente, los costos ambientales y las consecuencias a largo plazo por la construcción de estas obras no suelen ser parte de las variables que se consideran al invertir en proyectos de ésta índole. Hoy en día existen varias metodologías para evaluar de forma más holística y participativa el desarrollo de infraestructura hidráulica. Algunos países han iniciado un proceso de remoción de represas, conscientes de que los impactos de estas obras generan más costos que beneficios a largo plazo. En otros casos se han diseñado estrategias para proteger la conectividad de los ecosistemas de agua dulce a través del fortalecimiento de políticas y mejores marcos de planificación que priorizan la salud de los ecosistemas fluviales.    

Durante el  Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN, uno de sus temas principales será “Conservar el Agua Dulce para Sustentar la Vida”.  Se realizarán varias sesiones para promover el reconocimiento, valoración y conservación de estos importantes ecosistemas.

Para más información puede contactar al autor del artículo: Emilio Cobo, Oficial de Programa de Agua y Ecosistemas de UICN-Sur, emilio.cobo@iucn.org

También puede visitar:  

https://www.global-wetland-outlook.ramsar.org/outlook

https://riversymposium.com/about/brisbane-declaration/

https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fenvs.2018.00045/full#TA1

https://www.iucn.org/es/content/estado-de-conservacion-y-distribucion-de-la-biodiversidad-de-agua-dulce-en-los-andes-tropicales

https://www.iucn.org/sites/dev/files/one_pager_post_2020_fw_final_002.pdf