Artículo | 25 Mayo, 2020

Aliadas con la naturaleza para adaptarse al cambio climático

En este blog, se presentan casos de siete mujeres de Chile, China y Sudáfrica que trabajan para proteger y restaurar la naturaleza, promover un uso más sostenible de los recursos naturales, y contribuir a la adaptación al cambio climático.

Ecuador, 25 de mayo, 2020 (UICN). Este blog se publicó previamente en inglés por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en la página web del Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo, o IIED por sus siglas en inglés: Women ally with nature to adapt to climate change. Se enmarca en logros obtenidos del proyecto colaborativo “Enfoques de AbE: Fortaleciendo la evidencia y generando información para las políticas” parte de la Iniciativa Internacional del Clima (IKI) financiada por el Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear del Gobierno Alemán (BMU), que se implementó por el IIED, la UICN y el Centro Mundial de Monitoreo de la Conservación (WCMC) de ONU Ambiente entre el 2015 y 2019.

Cada vez se presta más atención a las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) para la crisis medioambiental global. Destacadas personalidades, como la activista Greta Thunberg y el actor Leonardo DiCaprio, así como empresas y gobiernos, han hecho hincapié en la importancia de considerar a la naturaleza como una de las maneras más eficaces de combatir el cambio climático.

La Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) es una Solución basada en la Naturaleza (SbN) que utiliza la biodiversidad y los servicios ecosistémicos para ayudar a las personas a adaptarse al cambio climático. 

Una investigación llevada a cabo por el IIED junto con UICN, WCMC de ONU Ambiente y socios en doce países demuestra que la AbE puede abordar los desafíos interrelacionados de los impactos del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la pobreza, a la vez que provee una solución eficaz en función de los costos, especialmente en los países donde las personas dependen en un alto grado de los recursos naturales. A pesar de sus éxitos documentados, la AbE aún no se ha implementado ni financiado lo suficiente. 

Los casos de mujeres que se reseña a continuación, demuestran que la AbE puede brindar beneficios tanto para las personas como para la naturaleza.

Empresaria ecológica: María de la Luz Barros

María de la Luz Barros creó una empresa que instala techos verdes. Su empresa cuenta con la certificación de «Empresa B», como organización con altos estándares de desempeño social y medioambiental

Empresaria ecológica: María de la Luz Barros

Photo: Photo: copyright VerdeActivo
María de la Luz Barros creó una empresa que instala techos verdes. Su empresa cuenta con la certificación de «Empresa B», como organización con altos estándares de desempeño social y medioambiental.

“La mayoría de las personas vive en las ciudades, de modo que también tenemos que hablar sobre huertos urbanos y techos verdes”María de la Luz Barros

María de la Luz Barros estudió ingeniería comercial e interrumpió su trayectoria profesional cuando nacieron sus hijos. A su regreso, quería crear una empresa con un propósito y con un enfoque medioambiental.

“Una prima me comentó sobre los techos verdes y me encantó la idea”, cuenta María de la Luz. Los techos verdes son techos cubiertos con plantas. Juntas crearon la empresa VerdeActivo, que instala techos verdes.

María de la Luz participó en el curso virtual del proyecto Evidencia y Políticas sobre AbE, organizado por la UICN, y publicó un trabajo sobre los techos verdes como una SbN que puede contribuir a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 

Alrededor del 88% de los chilenos vive en ciudades y María de la Luz asegura que es sumamente necesario adoptar medidas de adaptación en las zonas urbanas; en especial, debido al aumento de la temperatura. Según explica, estas medidas “también pueden brindar espacios para el uso público y actividades culturales, además de generar nuevos empleos. Si consideramos todos estos beneficios en conjunto, estas medidas deberían ser obligatorias”.
 
La demanda por techos verdes continúa siendo limitada en Chile, y María de la Luz asegura que es necesario contar con más apoyo gubernamental y un mayor interés por parte de las inmobiliarias, tanto de viviendas como edificios comerciales.

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Instalación de techos verdes en edificios de Santiago, Chile. %3Cp%3EInstalaci%C3%B3n%20de%20techos%20verdes%20en%20edificios%20de%20Santiago%2C%20Chile.%3C%2Fp%3E%0A Photo: VerdeActivo
s complicado, pero es importante que nos esforcemos por lograr un cambio y convertir el mundo en un lugar mejor”, afirma.

 

 

Agricultora indígena: Zhang Xiuyun

Zhang Xiuyun se dedica al mejoramiento de semillas en la provincia de Yunnan, en el noroeste de China. %3Cp%3EZhang%20Xiuyun%20se%20dedica%20al%20mejoramiento%20de%20semillas%20en%20la%20provincia%20de%20Yunnan%2C%20en%20el%20noroeste%20de%20China.%3C%2Fp%3E%0A Photo: Qiubi, Red de Semillas de Agricultores, China
Zhang Xiuyun se dedica al mejoramiento de semillas en la provincia de Yunnan, en el noroeste de China. En la región viven los indígenas naxi, que crearon un sistema de agricultura de montaña hace miles de años.

“Si perdemos nuestras semillas, perdemos nuestros medios de vida y de producción”Zhang Xiuyun

En su pueblo, Zhang Xiuyun es conocida como “Mamá Maíz”. Se dedica al mejoramiento de semillas y ha mejorado más de treinta variedades de maíz.

Bautiza a las nuevas variedades de semillas con su nombre y un número: por ejemplo, Xiuyuan 1, Xiuyuan 2, etc. Éstas y otras de sus variedades son especialmente aptas para resistir las sequías y las estaciones de lluvias tardías causadas por el cambio climático.

“Me gustan las semillas y las cuido como si fueran mis bebés”, aseguró Xiuyun a Yufen Chuang y Zhendong Ding a quienes la entrevistaron. “Cuando era pequeña, veía a mi mamá conservar y cuidar las semillas”.

Tradicionalmente, los agricultores conservaban sus propias semillas o las intercambiaban con sus vecinos en cada estación. Con la introducción de la agricultura a gran escala, los agricultores ahora compran una gama limitada de variedades modernas. Como resultado, la biodiversidad ha disminuido, y la vulnerabilidad de los agricultores locales a las sequías más frecuentes y graves que afectan a la provincia ha aumentado. Esto se debe a que las nuevas variedades introducidas son menos resistentes a los climas extremos.

Mejoramiento de semillas para la resiliencia climática Mejoramiento de semillas para la resiliencia climática Photo: Qiubi, Red de Semillas de Agricultores, China

“Tradicionalmente, los agricultores conservaban sus propias semillas”. (Foto: copyright Qiubi, Red de Semillas de Agricultores, China)»

Hace siete años, Xiuyun asistió a un taller participativo sobre adaptación basada en comunidades y mejoramiento de semillas. Inspirada en lo que había aprendido, se dedicó a conservar y mejorar semillas locales y a la agrobiodiversidad, trabajando con la naturaleza para adaptarse al cambio climático. 

Desde entonces, ha mejorado y compartido semillas con agricultores de su pueblo y con otras comunidades de la provincia. Xiuyun conversó con Yufen Chuang y Zhendong Ding para esta reseña y señala que las semillas son un símbolo de independencia y de los conocimientos locales, y compartirlas genera un vínculo entre los agricultores, las familias y las comunidades a través de generaciones pasadas y futuras. 

“Más semillas implican una agricultura y alimentos más diversificados y, por lo tanto, más esperanza”, concluye.

Especialista en políticas: Sarshen Scorgie

Sarshen Scorgie, durante una presentación en la VIII Conferencia Mundial sobre Restauración Ecológica, en 2019. Sarshen Scorgie, durante una presentación en la VIII Conferencia Mundial sobre Restauración Ecológica, en 2019. Photo: Conservation South Africa/Sarshen Scorgie
“Quiero que las personas entiendan que están conectadas con la naturaleza y que esta conexión puede mejorar tanto la naturaleza como sus propias vidas” – Sarshen Scorgie

Sarshen Scorgie nació en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, y se crió en el seno de una familia amante de la naturaleza. Se tituló de fisioterapeuta y trabajó con personas con lesiones en la médula espinal. Sarshen afirma: “Lo que me fascinaba de la fisioterapia era la interrelación entre el cuerpo y la mente. El equilibrio y la conexión entre las cosas contribuyen en gran medida a la sanación”.

Su interés por la conexión entre las cosas se tradujo en su interés por la conexión entre las personas y la naturaleza, de modo que realizó un máster en gestión del medio ambiente: “En ese momento, el área de la conservación recién se estaba relacionando con el cambio climático. Indudablemente, no se podía pensar en una solución sin examinar las conexiones”.

Su habilidad para establecer conexiones la llevó al ámbito de las políticas climáticas. Comenzó a trabajar en Conservation South Africa, miembro de Conservation International, como coordinadora de una colaboración de ONG especializadas en el área del cambio climático.

Actualmente, trabaja con agricultores en el distrito de Namaqualand, en la provincia sudafricana de Cabo del Norte, para restaurar pastizales de tierras áridas y el abastecimiento de agua, y conservar la biodiversidad.

“Nuestro enfoque es ayudar a los agricultores a conservar los pastizales, de modo que estos puedan resistir temperaturas extremas y condiciones climáticas como la sequía”, explica. “Cuando las tierras se encuentran en mejores condiciones, también se benefician los animales y la producción de los agricultores”.

Al hacer hincapié en la mejora de los medios de vida, se incentiva a las comunidades en situación de pobreza a adoptar SbN, que también contribuyen a la conservación de la tierra y a la adaptación al cambio climático.

Rehabilitación de pastizales en el distrito de Namaqualand, en la provincia sudafricana de Cabo del Norte.

Rehabilitación de pastizales en el distrito de Namaqualand, en la provincia sudafricana de Cabo del Norte.

Photo: Conservation South Africa/Sarshen Scorgie
“Rehabilitación de pastizales en el distrito de Namaqualand, en la provincia sudafricana de Cabo del Norte. El propósito es restaurar pastizales de tierras áridas y el abastecimiento de agua, y conservar la biodiversidad para mejorar la resiliencia climática”. (Foto: copyright Conservation South Africa/Sarshen Scorgie)

“Uno de los mayores desafíos es que la gente no entiende las conexiones que existen”, señala Sarshen, y agrega que un trabajo eficaz en materia de políticas —identificación de buenas prácticas sobre el terreno y establecimiento de principios y criterios para lograr y medir avances— ayuda a movilizar más fondos para el trabajo sobre el terreno. 

“No es fácil conseguir que se asigne financiamiento para la lucha contra el cambio climático a los grupos más vulnerables, pero los fondos están comenzando a circular. Esto me hace sentir feliz”, concluye.

Ganadera: Yan Shenglian

Yan Shenglian, durante una presentación en un mercado agrícola de Pekín sobre la iniciativa de implementación de técnicas agrícolas orgánicas llevada a cabo en su pueblo. Yan Shenglian, durante una presentación en un mercado agrícola de Pekín sobre la iniciativa de implementación de técnicas agrícolas orgánicas llevada a cabo en su pueblo. Photo: copyright Qiubi, Red de Semillas de Agricultores, de China

“Las personas no pueden sobrevivir sin la naturaleza. No podemos vivir en nuestro entorno sin conocerlo” – Yan Shenglian

Yan Shenglian nació en el seno de una familia de pastores tibetanos en la provincia de Qinghai, en la frontera china con Tíbet, y conserva vivos recuerdos del clima en invierno.

Shenglian recuerda: “Todo nuestro pueblo se congelaba y el río también se congelaba. Durante los últimos años, las temperaturas son cada vez más cálidas, y ya no se congela gran parte del pueblo ni el río”.

Gracias a un clima más templado, los agricultores de Xia Ruo Yao, el pueblo de Shenglian —pueblo de pastores por tradición—, ahora pueden plantar tomates, pepinos, lechugas y berenjenas.

“Las mujeres del pueblo comenzaron a plantar vides en pequeños invernaderos de huertos familiares y manzanos y fresales en los campos”, cuenta. “Cuando éramos jóvenes, era sencillamente imposible cultivar estos productos”.

Si bien este cambio en el clima podría dar la impresión de ser una ventaja, también viene acompañado de desafíos. Los agricultores en esta zona rural de China tienen que realizar grandes esfuerzos para adaptar sus técnicas y métodos de trabajo. Algunos de esos cambios también han involucrado cierta dosis de creatividad.

La principal fuente de ingresos de Shenglian es la crianza de ganado, principalmente cerdos, yaks y ganado vacuno. Shenglian conversó con Haimei Liang sobre la manera en que está adaptando sus prácticas agrícolas.

“A pesar de que implica un enorme esfuerzo, decidimos no utilizar fertilizantes químicos. Los cerdos, los yaks, el ganado vacuno y los cultivos alimentarios que produzco se han convertido en alimentos orgánicos y ecológicos, ya que me he dado cuenta de que la agricultura circular es importante para nuestra salud y nuestras tierras”.

Shenglian considera que, para hacer frente a un clima cambiante, la clave es adaptarse y hacerlo trabajando con la tierra y con la naturaleza.

“Si mi hija va a vivir en un medio ambiente cinco veces más cálido que en el que yo vivo ahora y se va a abrigar como yo me abrigo ahora, se va a morir de calor”, afirma. “Si logra entender a fondo los cambios del clima, vivirá en un mundo con estaciones cálidas y frutas fragantes”.

Capacitadoras de la comunidad: Macarena Freire y Soledad Ortega

Macarena Freire y Soledad Ortega, en el huerto de Macarena. Macarena Freire y Soledad Ortega, en el huerto de Macarena. Photo: Xiaoting Hou Jones, IIED
Macarena Freire y Soledad Ortega, en el huerto de Macarena. Estas capacitadoras trabajan con comunidades marginadas en la provincia chilena de Valparaíso, ayudando a diseñar intervenciones que promueven la conservación y la resiliencia al clima, al tiempo que fomentan los medios de vida locales. (Foto: Xiaoting Hou Jones, IIED)

“Lo más importante es aprender sobre colaboración y soluciones colectivas”Macarena Freire

Macarena Freire y Soledad Ortega trabajan con comunidades marginadas en la provincia chilena de Valparaíso. Recientemente, colaboraron en un proyecto del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) dirigido a apoyar a pequeños agricultores para elaborar planes de uso sostenible de la tierra, con el fin de proteger la biodiversidad y fomentar la resiliencia climática.  

Las centrales eléctricas que funcionan con carbón habían transformado el paisaje local, y las comunidades habían abandonado la agricultura.  De acuerdo con Macarena, “los adultos mayores recuerdan que antes, los cerros estaban cubiertos de cultivos; ahora, la gente no quiere o no puede cultivar. Quieren trabajar en turismo, pero si consideramos los problemas medioambientales, esta es una opción complicada”.

Agrega: “Tenemos que pasar de una mentalidad individual a una mentalidad colectiva». También asegura que es difícil hablar sobre adaptación climática sin abordar primero los problemas inmediatos de la pobreza y la exclusión, que han generado aislamiento y desconfianza”.

Macarena estudió agronomía, pero se dio cuenta de que su carrera no abarca conocimientos fundamentales sobre el medio ambiente, los ecosistemas y las necesidades económicas de las comunidades rurales. 

Según afirma, “mi trayectoria personal me llevó a métodos colaborativos de trabajo”, y agrega que descubrió su verdadera vocación en la capacitación medioambiental y en el trabajo con su comunidad local para promover la sostenibilidad.   

Soledad cuenta que, como resultado de su trabajo con las comunidades para mejorar sus medios de vida, comenzó a dedicarse al medio ambiente.  Ahora, se dedica a la capacitación medioambiental de personas de todas las edades, desde preescolares hasta mayores de 80 años.

Soledad convenció a Macarena que se inscribiera en el curso virtual sobre SbN.

Soledad señala: “Disfruté aprendiendo sobre metodologías participativas para abordar la adaptación al cambio climático”, y asegura que el curso también la ha ayudado a aprender cómo trabajan las municipalidades y las empresas con la naturaleza y los servicios ecosistémicos para adaptarse al cambio climático.

Enseñando a promover la sostenibilidad Enseñando a promover la sostenibilidad Photo: copyright Macarena Freire
“Macarena Freire construyó su casa de forma completamente sostenible. Aquí, se está construyendo un estanque para filtrar aguas grises. (Foto: copyright Macarena Freire)”

Tenemos que aprender a trabajar con los demás y a depender de los demás”, indica Soledad. “Se trata de una manera diferente de vivir, un cambio de paradigma que va más allá de contar con herramientas para implementar soluciones basadas en la naturaleza”.

Soledad retoma el tema de la colaboración: “No servirá de nada contar con comunidades empoderadas si los Gobiernos y las empresas no se involucran. Por el contrario, si los Gobiernos quieren involucrarse, pero las comunidades no quieren hacerlo, tampoco se va a conseguir nada”.

Activista comunitaria: Miroslava Petrova

Miroslava Petrova (de blusa a rayas), realizando trabajo comunitario.

Miroslava Petrova (de blusa a rayas), realizando trabajo comunitario. 

Photo: copyright Miroslava Petrova
“La información sobre la adaptación basada en ecosistemas no solo es útil para los responsables de la toma de decisiones, sino también para las personas” – Miroslava Petrova

Miroslava Petrova, intérprete profesional, nació en Bulgaria y se fue a vivir a Santiago después de casarse con un chileno que conoció mientras trabajaba de intérprete para estudiantes internacionales. Está afiliada a un partido político de izquierda —Revolución Democrática— y es miembro de un grupo de acción ecosocial de elaboración  de documentos y trabajo con organizaciones de la sociedad civil. Miroslava también trabaja con sus vecinos para crear jardines secos que no requieren riego.

Asegura: “Las sequías constituyen un gran problema en Chile. Sin duda, es necesario que conozcamos la naturaleza y trabajemos con ella. Tenemos que aprender más”.

Miroslava también participó en el curso virtual sobre SbN. “Era el año de la COP25 [que se iba a celebrar] en Chile. No soy especialista en medio ambiente, de modo que quería aprender”, cuenta. “Aprendí sobre los compromisos internacionales que Chile ha asumido. Es útil contar con esta información para poder hacer las preguntas clave”.

Después de asistir al curso, Miroslava participó en reuniones públicas durante el período previo a la COP25. “Podía seguir el hilo de las conversaciones porque utilizaban la misma terminología que aprendí en el curso”, explica. “Pude alegar que plantar miles de árboles no necesariamente era una buena medida si no se trata de especies nativas. Esto lo aprendí en el curso”.

Miroslava continúa llevando a cabo sus actividades de creación de conciencia. “Cuando hablo con la gente de mi vecindario, no puedo utilizar los conceptos técnicos que aprendí en el curso”, dice. “Tenemos que explicar las soluciones basadas en la naturaleza en el contexto de los problemas que afectan las vidas de las personas, como, por ejemplo, el agua”.

Agrega que las transformaciones que son necesarias para resistir el cambio climático deben ser dirigidas tanto por los ciudadanos como por los científicos.

“Yo no soy científica ni especialista, de modo que considero que mi rol se centra en la creación de conciencia”, señala. “Es necesario que nos aseguremos de que el cambio climático y las soluciones basadas en la naturaleza formen parte del diálogo político”.

Acerca de la autora

Gabriela Flores (gabriela.flores.zavala@gmail.com) es especialista en comunicaciones y asociada senior del IIED.