Artículo | 21 Sep, 2018

El doctor de los bosques

Con un plan de manejo forestal creado en conjunto, las comunidades de la microrregión de El Rosario ubicada en la microcuenca Esquichá, Tacaná en San Marcos de Guatemala, están recuperando el ecosistema del bosque y sus fuentes de agua para consumo humano gracias al liderazgo de personas como Catalicio Gutiérrez Velásquez.

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Catalicio Gutiérrez Velásquez, líder del Consejo de microcuenca de Esquichá, ubicado en Tacaná, San Marcos de Guatemala.

Photo: UICN ORMACC/ Paul Aragón

Catalicio siempre se ha levantado antes de que salga el sol. Como agricultor en la aldea El Rosario en San Marcos de Guatemala, él sabe que la tierra y los cultivos necesitan trabajarse antes de que el sol arrecie. Pero desde hace unos años, también lo hace por los árboles enfermos.

Junto con otros miembros de varias comunidades se hacen cargo de 90 hectáreas de terreno de montaña, donde siguiendo un Plan de Manejo Forestal elaborado en conjunto con la UICN, la Municipalidad de Tacaná y el Instituto Nacional de Bosques (INAB), deciden qué se siembra, cuándo y dónde en el bosque del El Rosario. “Sacamos los árboles enfermos y aquellas personas que participan se llevan la leña. Luego sembramos varias especies para que no vaya a pasar lo que sucedió con los pinos con la plaga del gorgojo. Sobre todo porque en estos bosques también se resguardan 3 fuentes de agua que están captadas y abastecen a más de 1000 familias”, explica Catalicio Gutiérrez Velásquez, quien además es presidente de Consejo Comunitario de Desarrollo de segundo nivel (COCODE) de la microrregión del Rosario.

En la década de 1990, esta región de Guatemala se vio gravemente afectada por la plaga del gorgojo de pino. Entonces se produjo una tala generalizada de pinos infestados como medida de combate de dicha plaga. El resultado fue una amplia deforestación –actualmente solo el 8,5% de la cuenca en Guatemala está cubierta por bosques y selvas-, la degradación de los suelos y la afectación de zonas de recarga hídrica en la cuenca, lo que hizo más vulnerables las poblaciones y los ecosistemas ante el cambio climático.

Este agricultor de 64 años recuerda este evento y cómo a pesar de la gran afectación en los medios de vida de la población, en las reuniones de la comunidad se trataba el tema de los bosques como si no fuera algo tan importante. “Existía una indiferencia en sanear el bosque, a veces tocábamos [el tema] en las reuniones pero igual pasaba desapercibido. Ahora estamos muy bien, motivados y contentos, porque ya lo limpiamos y esperamos que se vuelva a levantar.  Nuestra gente está sensibilizada y estamos pensando que hasta podríamos aprovecharlo para trabajar en turismo”, señala.

De las enseñanzas, Catalicio no deja de mencionar el trabajo coordinado entre las comunidades y el consejo de microcuenca del río Esquichá y las instituciones locales y nacionales. “Ahora entendemos que debemos hacer todo en coordinación con la municipalidad y el INAB, y que también con el apoyo de la UICN nos dio otro panorama, pudimos sanear el bosque de una forma ordenada y con participación de las comunidades. Creo que debemos de aprovechar nuestros recursos naturales y de los incentivos que obtenemos para seguir cuidándolos”.

La UICN, a través del proyecto AVE (Adaptación, Vulnerabilidad y Ecosistemas), trabaja en seis sitios de la región de Mesoamérica capacitando a las comunidades y gobiernos locales en sobre medidas de Adaptación basadas en Ecosistemas (AbE). Uno de estos lugares es la microcuenca de Esquichá, parte de la cuenca del río Coatán, en la región de San Marcos de Guatemala.

Las actividades se financian a través de la Iniciativa Internacional del Clima, del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMU) de Alemania.