Artículo | 08 Mar, 2021

Mujeres en la conservación de la biodiversidad costera

8 de marzo: Día Internacional de la Mujer 2021

Teresita de Jesús GarcíaPhoto: UICN / Evelyn Vargas
“A mí lo que más me ha impactado es que nuestros manglares están desapareciendo y si desaparece el ecosistema nosotros somos unas víctimas. La población nos está apoyando y hemos incentivado a las mujeres de la comunidad a velar por la naturaleza”. Teresita de Jesús García, 58 años, lideresa ambiental, científica comunitaria y madre de pescadores artesanales, vecina de la comunidad Playa Metalío, Municipio de Acajutla, litoral Pacífico de El Salvador.

Esta serie fue fotografiada en el sitio Ramsar o Humedal de Importancia Internacional, Complejo Barra de Santiago, en el municipio de Jujutla, departamento de Ahuachapán, El Salvador, con la anuencia de la lideresa comunitaria, Teresita de Jesús García, una de las personas participantes del Proyecto Regional de Biodiversidad Costera que se ejecuta en tres sitios de alta biodiversidad costera, bajo el liderazgo de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), en consorcio con Goal, y con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Teresita es presidenta del grupo del Plan Local de Aprovechamiento Sostenible (PLAS) de Playa Metalío, uno de los instrumentos de gobernanza local más importantes para la regulación del aprovechamiento de los recursos del manglar y para la vigilancia del cumplimiento de las normas establecidas por el Ministerio de Medio Ambiente (MARN) de El Salvador.

Debido al enfrentamiento armado de los años 80 ocurrido en su país, esta mujer salvadoreña dejó, a la edad de 18 años, su hogar ubicado en el cantón Las Rosas de San Sebastián, en el Departamento de San Vicente, para trasladarse a la zona costera de Acajutla, lugar donde reside hace cuatro décadas.

Mujeres en la conservación de la biodiversidad costera

Mujeres en la conservación de la biodiversidad costera

Photo: UICN / Evelyn Vargas
A sus 58 años, esta lideresa comunitaria trabaja por la conservación y el uso sostenible del manglar de Playa Metalío.

Labor que realiza desde el 2002, como integrante de la Asociación de Protección de la Flora y la Fauna de Metalío (ASPROFEMA) y recientemente como presidenta del grupo del Plan Local de Aprovechamiento Sostenible (PLAS) de Playa Metalío. 

“Cuando yo vine aquí daban gusto los manglares, había punches, azules, ajalines, jaibas, pescado… Hoy en el canal del manglar de Metalío ya se están extinguiendo esos moluscos que habían antes”.

Tradicionalmente, la seguridad alimentaria de esta zona costera ha dependido de la riqueza natural que sustenta el desarrollo de las pesquerías artesanales y de pequeña escala.

A lo largo de la cuenca baja de Río Paz, donde se ubica la comunidad de Teresita, los ecosistemas marino-costeros aportan una serie de servicios que sostienen la economía local.

Una economía basada en la pesca y extracción de moluscos y crustáceos, aprovechamiento de madera de mangle para leña y construcción, y turismo, que incluye los empleos de seguridad y mantenimiento de casas vacacionales.

Teresita está casada, es madre de siete hijos, tres mujeres y cuatro hombres, y abuela de 14 nietos.

La principal fuente de ingresos de su familia se deriva de la pesca artesanal, ya sea propiamente de la pesca o de la comercialización del pescado.

Se estima que la cobertura de manglar de El Salvador se ha reducido cerca del 50%.

No obstante, los esfuerzos de restauración del bosque salado en el sitio han sido positivos.

Actualmente, los manglares constituyen la categoría dominante entre los hábitats naturales del litoral Pacífico de este país centroamericano.

El Complejo Barra de Santiago posee la mayor extensión de manglares del occidente de El Salvador.

En este humedal de importancia internacional, declarado sitio RAMSAR en 2014, las comunidades locales hacen uso del ecosistema de manglar bajo la figura de los Planes Locales de Aprovechamiento Sostenible (PLAS).

Mujeres en la conservación de la biodiversidad costera

Mujeres en la conservación de la biodiversidad costera

Photo: UICN / Evelyn Vargas
“Mamá de pescadores. Casi todos mis hijos pescan, ellos son mozos de señores que tienen lancha, mis hijas venden el pescado y tengo dos de ellas que van a pescar, ellas se ponen su pantalón, sus botas y se van a pescar.

O sea que mis hijos se están lucrando de lo que nuestra madre naturaleza nos está dando, por eso yo les digo que hay que cuidar antes de que esto se vaya a acabar.

Ya tres de mis hijos han aceptado lo que yo ando haciendo. Yo me siento contenta porque ya solo me falta convencer a cuatro. Ya me halé tres hijos y un yerno”.

Los manglares son ecosistemas que se encuentran en el límite entre la tierra y el mar. Apoyan una rica biodiversidad y proporcionan un valioso hábitat de cría para peces y crustáceos, por lo que son indispensables para la sostenibilidad de las pesquerías.

Pero este valioso ecosistema está desapareciendo de tres a cinco veces más rápido que el resto de los bosques del planeta, con graves impactos ecológicos y socioeconómicos.

Mujeres en la conservación de la biodiversidad costera

Mujeres en la conservación de la biodiversidad costera

Photo: UICN / Evelyn Vargas
“Yo me siento feliz, porque pude superarme, yo era una mujer muy apegada al oficio de la casa, pero ahora recolectamos semillas de mangle, hacemos viveros, reforestamos en el tiempo que es necesario, desazolvamos canales…”.

“El logro más grande que hemos tenido es que estamos evitando la tala de árboles y que estamos desintoxicando el manglar”.

Las autoridades locales y las comunidades organizadas, a través de la conformación de los grupos de Planes Locales de Aprovechamiento Sostenible (PLAS), hacen frente a las amenazas ambientales del territorio.

Como la tala ilegal de mangle, señalada por Teresita, para la construcción de viviendas tradicionales y construcciones turísticas. Los pobladores locales hacen uso para consumo familiar. Sin embargo, se presentan casos de tala ilegal con fines comerciales.

Como medida de contrapeso, en el territorio se impulsan campañas de reforestación simultáneas, como buena práctica para el manejo del paisaje.

El año pasado, Teresita fue una de las más de 90 personas de las costas del Pacífico Occidental de El Salvador que se sumaron al reto de sembrar alrededor de mil semillas de mangle rojo por persona, en una jornada que tuvo como meta la reforestación de al menos cinco hectáreas del manglar de Metalío.

“Eso es a lo que le estamos apostando hoy, a cuidar para que no se pierda el punche, el azul, la jaiba, el pescado, el camarón. Nosotros le estamos apostando a que el canal vuelva a su vida, a la que tenía antes”.

El caudal ecológico necesario para los ecosistemas de manglar no se alcanza debido a las malas prácticas de riego en diferentes puntos de las cuencas y se agudiza debido a las inconsistencias meteorológicas.

“Yo soy una de las pioneras que hemos estado desazolvando el canal de Metalío.

Ahorita nos sentimos mal, porque con el invierno del año pasado se nos ha querido tupir el canal, estamos viendo cómo hacemos para mantenerlo limpio y saludable.

Ayer fuimos a hacer el monitoreo biofísico y nos decepcionó porque la salinidad está muy alta”.

Teresita se ha formado como científica comunitaria para realizar el monitoreo de parámetros biofísicos en el manglar de Metalío.

Cada mes participa en la toma de muestreos para determinar la salinidad, oxígeno y temperatura del agua, con el objetivo de determinar la salud del ecosistema.

“Las mujeres hemos salido de una rutina que antes teníamos. Las organizaciones nos han incentivado a velar por la naturaleza, empezaron con capacitaciones, después con trabajo y así nos hemos ido encariñando. Ahora nos apoyan mujeres que antes sentían temor”.

“Yo me siento feliz y contenta andando en el monte y yo les digo que así se van a sentir ellas. Entonces ellas dicen: vamos a experimentar”. 

“Nos sentimos felices, al principio no era llamativo este trabajo, pero hemos venido desde hace años en esto que queremos realizar para el bienestar de nuestro ecosistema.

Hemos incentivado a las mujeres y jóvenes.

Le estamos apostando a que todos queremos ver a la naturaleza como era antes, pues, divina”.

La cuenca baja de Río Paz enfrenta importantes retos ambientales, encabezados por la contaminación de los humedales costeros, producto de malas prácticas agropecuarias, desechos sólidos y aguas servidas sin tratamiento.

El avance de la frontera agropecuaria, particularmente por la expansión de las plantaciones de caña de azúcar, incluso en tierras que constituían humedales.

Teresita empezó a trabajar por la restauración de los manglares a sus 40 años.

Hoy ya suma 18 dedicada a la conservación de la naturaleza.

Su inspiración:

 “Lo que yo quiero es que mis nietos vivan felices aquí con la naturaleza y que lo poquito que tenemos lo hagamos crecer, que lo revivamos, para que nuestros nietos sean felices cuando vean el ecosistema saludable.

Así como nosotros necesitamos medicina también el medio ambiente necesita que le ayudemos nosotros a que se expanda y se sienta feliz también él”.

Foto-reportaje elaborado por Evelyn Vargas Carmona, periodista y especialista en comunicaciones para el Proyecto Regional de Biodiversidad Costera, con motivo del Día Internacional de la Mujer que se conmemora cada 8 de marzo.

evelyn.vargas@iucn.org

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