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Artículo | 16 Mayo, 2018

La Seguridad Alimentaria y la Protección de Territorios Indígenas - el Caso de los Pueblos indígenas de La Moskitia de Honduras

CEESP News - por Osvaldo Munguia, Director de Mopawi y Vicepresidente CEESP-UICN para Meso y Sur América

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Photo: Osvaldo Munguia 2018

Los territorios indígenas son caracterizados como “Tierras Nacionales” que significa que son propiedad del Estado, pero en la práctica son de nadie y son de todos. Son ocupados ilegalmente pero “pacíficamente” y luego reclamados como propiedad privada argumentando “mejoras” que en realidad es una degradación de la tierra. Honduras ha perdido 40,000 mil Km2 de bosques en esta manera. A nivel global, el planeta ha perdido 20 millones de Km2 equivalente a diez veces el territorio de México. La restauración de esta área representa un gran potencial de proteger los territorios de los pueblos indígenas, eliminar el cambio climático y la pobreza de los países en desarrollo. La Resolución M-135 del Congreso Mundial para la Conservación UICN, Jeju 2012 plantea este esquema.  

En La Muskitia de Honduras iniciamos la concienciación y aprendizaje de los pueblos indígenas para la reclamación de los derechos territoriales ancestrales. Después de treinta años, se alcanzó la titulación de los territorios indígenas de la Muskitia en 14,000 Km2 con la esperanza de proteger este territorio de la invasión mestiza, la deforestación y la degradación. 

Análisis Estratégico de los Desafíos de la Muskitia a Largo Plazo.

Como trabajador de desarrollo comunitarios, participé en una reunión para debatir sobre los grandes desafíos de los pueblos indígenas[1]de La Mosquitia, en el largo plazo. Era el año 1986, un año después de haberse fundado MOPAWI[2]. En base a la experiencia de los pueblos indígenas de Honduras y Centro América, la conclusión fue que había dos desafíos significativos para estos pueblos. El primero estaba relacionado a los derechos ancestrales a la propiedad de la tierra y territorios que han habitado desde antes del arribo de los Europeos al continente de las Américas y consecuentemente a Honduras. El segundo estaba relacionado a conservar la identidad lingüístico-cultural ante la progresiva exposición y contacto de los pueblos indígenas con los pueblos mestizos del país y la “castellanización”[3], se pierden los idiomas ancestrales indígenas. Así, inmediatamente se inició un trabajo orientado a abordar estos dos desafíos. Se desarrolló una estrategia para reclamar los derechos territoriales ancestrales y para conservar la identidad lingüístico-cultural de uno de los pueblos, el pueblo Miskitu, el de mayor población en la Muskitia. Este artículo enfocará el primer desafío, el reclamo de los derechos territoriales ancestrales. La importancia de reclamar estos derechos ha tenido como meta detener la invasión de los territorios boscosos de los pueblos indígenas de La Moskitia y reducir o eliminar la acelerada expansión de la frontera agropecuaria y la deforestación con consecuencias a la degradación de la tierra. Honduras ha perdido cuarenta mil Km2 de bosque en menos de un siglo, equivalente al territorio de Holanda. El dato a nivel global es la pérdida de Veinte Millones de Km2 de bosque primario (GEF, 2014)[4], equivalente a diez veces el territorio de México, o doscientas veces el territorio de Honduras. 

La Moskitia de Honduras
La estrategia para reclamar los derechos territoriales se basó en intercambios entre pueblos indígenas. Mas de un siglo antes, en los 1860s, un sacerdote Jesuita había logrado títulos territoriales para dos pueblos indígenas en la región centro-oriente de Honduras, los Tolpán o Xicaques en el dpto. de Yoro y los Pesch en el dpto. de Olancho, contiguo a la Muskitia. La idea era aprender qué experiencias habían tenido con los pueblos mestizos para mantener la propiedad de sus territorios, y no vender sus derechos o ser invadidos y desalojados. De hecho, habían tenido mucha presión como nos relataba Vicente Matute, el líder Tolpán de Yoro, y como resultado, a esa fecha, veintitrés lideres Tolpán habían sido asesinados por la defensa de sus territorios. Todos los asesinatos habían quedado impunes. Hubo dos intercambios, uno en Febrero de 1988 y el otro en Marzo de 1989. En ambos participé acompañando un grupo de siete hermanos indígenas de la Muskitia. Alrededor de diez años después, Vicente Matute mismo fue también asesinado por defender los derechos territoriales y su asesinato está impune hasta hoy. 

Las Fotos arriba y abajo muestran algunas “Aplicaciones de Buenas Prácticas” para ayudar  a las familias agrícolas a resolver sus necesidades de producir alimentos y “cosechas de mercado” usando técnicas sostenibles sin deforestar nuevos bos

 

Los intercambios fueron una poderosa experiencia de aprendizaje y concientización. Los representantes de los diferentes pueblos indígenas en estos intercambios, regresaron y compartieron su experiencia en sus casas confamiliares y amigos, en la iglesia local con toda la membresía, y en cualquier evento donde compartir estas experiencias. Así se organizó el primer Comité Vigilante de Tierras (CVT), en la costa de la Biosfera Río Plátano, liderado por Donaldo Allen, un maestro de escuela primaria, sobrino de Navarro Allen, el primer Obispo Miskitu de la iglesia evangélica en La Muskitia, y desde allí se promovió la organización MASTA representativa del pueblo Miskitu, que hoy está formada por doce Concejos Territoriales. El CVT se convirtió en uno de esos concejos territoriales. El movimiento por los derechos territoriales ancestrales continuó a través de los años desde 1988 con muchas dificultades y luchas; y en el año 2012, MASTA liderada por Norvin Goff, un joven ingeniero agrónomo, nieto de Stanley Goff, el segundo Obispo Miskitu de la iglesia Evangélica, logró el primer Título para un territorio formado por 39 comunidades Miskitu, en la costa de la Laguna de Karataska, en una extensión de 500 Km2. Entre el año 2012 y el 2016, MASTA, liderada por Norvin Goff,había logrado la titulación de los doce Concejos Territoriales en una región de 14,000 Km2, equivalente a un tercio del territorio de Holanda. 

Avance de la frontera agropecuaria y la ocupación de territorios indígenas. 

Durante el proceso de gestión de los derechos ancestrales de los pueblos indígenas de la Muskitia, en los años de los 1990s, una preocupación fue cómo proteger la integridad de los territorios indígenas una vez titulados. Decenas de miles de familias campesinas mestizas, migran masivamente hacia los bosques de La Muskitia en busca de tierras para subsistir, ante la degradación de las tierras en occidente por deforestación. El problema es complejo, con ganaderos yendo atrás de esta familias para comprar las tierras deforestadas y convertirlas en pastizales, y esto se convierte en un “modus vivendi” que acelera la deforestación y la invasión de territorios indígenas. El reto aquí es como estabilizar las familias campesinas para no expandir la “frontera agrícola” y al mismo tiempo alcanzar su seguridad alimentaria, generar ingresos familiares y no depender de mas deforestación, ni de vender tierras ilegalmente.

Modelo de Seguridad Alimentaria y Restauración de Ecosistemas 

Estaba en estas preocupaciones cuando conocí a Dr. Michael Hands, de Cambridge en Inglaterra, haciendo investigación del fenómeno de expansión de la frontera agrícola con consecuencias a la degradación del bosque tropical lluvioso. La investigación de Dr. Hands ha resultado en un modelo para la producción sostenible de cultivos básicos con parcelas rotativas que inicia simulando el bosque tropical con plantaciones de plantas leguminosas de rápido crecimiento, que rebrotan al cortarlas para producir cosecha de alimentos y vuelven a crecer para “descanso de la tierra”en un ciclo de ‘corta, cosecha, rebrote, corta, etc.’ Al mismo tiempo facilita el cultivo de “Cosechas de Mercado” como la pimienta negra, la vainilla, la maracuyá, y muchas otras para generar ingresos familiares. Un tercer producto de este modelo es que facilita la restauración de corredores biológicos con diversas especies de maderas preciosasde alto valor comercialpara la industria de muebles, puertas, marcos de ventana, cielos rasos, etc., como productos de lujo para la exportación. Así, se tiene un modelo con potencial para proteger los territorios indígenas, producir seguridad alimentaria para las familias campesinas en la frontera agrícola, generar ingresos familiares a corto plazo, restaurar los ecosistemas degradados, generar bosques sumideros de Carbono y reducir el cambio climático; mejorar la gestión hídrica de las cuencas con la producción de agua de consumo humano y generación de energía limpia. 

En el Congreso Mundial para la Conservación, Jeju 2012, introdujimos una moción sobre este tema que fue aprobada como la Resolución M-135, ofreciendo un importante potencial para trabajar arduamente en este campo. Pero requiere apoyo de inversión a gran escala para revertir la deforestación y no solo recuperar los ecosistemas sino para generar riqueza a gran escala con iniciativas de ecoturismo, aviturismo y hasta cosecha selectiva de maderas preciosas para la exportación y beneficio a miles de familiasque por falta de oportunidades actualmente migran ilegalmente para los EEUU.

MOPAWI

Tegucigalpa, Honduras

Versión revisada en 17 de Abril de 2018.  

[1]Los Pueblos Indígenas de La Mosquitia: Miskitu, Tawahka, Pesch y Garifuna (Afro descendiente)

[2]MOPAWI: Muskitia Pawisa Aslika - Asociación de Desarrollo de la Moskitia

[3]Los procesos de aculturación institucional.  

[4]Presentación en el Congreso GEF 2014, en Cancún, Mx